En los años que he trabajado como asesor de empresas enfocadas al turismo uno del los grandes retos que he enfrentado es el incentivar a mis clientes el desarrollar el mercado por referencia, en otras palabras que sean sus propios clientes lo que se conviertan en promotores de sus sitios de hospedaje.
Esto es un proceso en el cual el huésped se sienta estimulado, luego de su visita, a contar sus experiencias en el destino visitado, pero para ello hay que aportarle a los viajeros una fuente de información digna de ser repetida entre sus pares, o dicho coloquialmente “echar el cuento”.
Pero dicha información debe ser sencilla, sin muchos vericuetos para que pueda convertirse en un cuento sincero, afable, tal como aquellos cuentos que oíamos en nuestra niñez. Cuanto más llano y raso sea, mucho mejor. Ideal si ese cuento va a acompañado de imágenes.
Relatos honestos del destino
El turismo actual es, nos hartamos de decir, un turismo de experiencias en el que el viajero quiere disfrutar de sus propias vacaciones, individuales y diferenciadas.
Trasladar a ese viajero a un nuevo entorno en el que poder imaginar posibles experiencias es un activo fundamental de las historias, de los relatos honestos que el destino puede trasladar al viajero.
Lo fundamental del “echar el cuento” es que no es una herramienta “inocente”, por el contrario se compromete con el oyente y trata de integrar sus expectativas en la estrategia de promoción y comunicación.
Puesto que trata de influir en “el otro” ha de asumir parte de su personalidad y deseos, lo que hace de ella una herramienta integradora y empática.
No se trata de trasladar un relato plano, sino que ha de aportar valor de forma diferenciada, por eso es tan potente, porque es imbuido de las necesidades y deseos del espectador. Si quiere ser efectivo ha de ser integrador.
De la retórica empresarial a las historias
La realidad se describe a través de las historias que la reflejan y estas historias son una nueva forma de mensaje. Nos alejamos de la retórica empresarial y escondemos el mensaje comercial en el relato.
Y lo bueno de “echar el cuento” es que circula de forma natural, buscando su propio segmento, su propio ecosistema, su propio entorno.
La diversificación de los canales de información y el abaratamiento de costes del que hablábamos antes permite a las empresas desarrollar estrategias efectivas y a precios competitivos.
Pero no sólo eso, sino que los propios clientes pueden participar en la creación y difusión de esas historias, transmitiendo de igual a igual las experiencias que han vivido e integrando el propio relato en su periodo vacacional.
El “echar el cuento” es en definitiva una herramienta que se adapta perfectamente al nuevo entorno experiencial turístico y que permite una actitud proactiva no sólo por parte de la empresa, sino también del viajero.
Esto es de vital importancia ante la realidad actual ante el crecimiento de las redes sociales, salas virtuales donde los usuarios de nuestros servicios tienen la potencialidad de “echar el cuento” los cuales pueden crecer de manera exponencial.
Por tanto, uno de los grandes retos que cuentan los empresarios dedicados a la hospedería es hacer que sus clientes se lleven suficientes historias positivas para que puedan “echar el cuento”.
Para aquellos que necesiten mayor información o asesoría en el manejo del mercado de redes sociales favor contactarme a través de mi correo electrónico hhereter@yahoo.com
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